El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, interviene ante la Asamblea Nacional, el 16 de mayo de 2023Dolores Ochoa / AFP
¿Qué gana Lasso?
tener
Durante el tiempo que le resta al presidente,
El escenario electoral
Su plataforma, el movimiento
Mientras que el otro adversario de Lasso, Pachakutik –partido del movimiento indígena– logró 6 prefecturas y 26 alcaldías.
Además, el día de los comicios seccionales, Lasso perdió las ocho preguntas del referendo que el mismo había impulsado sobre temas como extradición, reducción de partidos y asambleístas, medio ambiente, entre otros. La consulta tenía como objetivo político buscar oxígeno para su gestión, que quedó fisurada desde el levantamiento indígena de junio pasado y los escándalos de corrupción que se han disparado los últimos meses. A ese coctel se suman el aumento inconmensurable de la violencia social, la crisis carcelaria y la delincuencia.
El balón parece estar en manos de la oposición, que debe decidir si se une para confrontar la coyuntura electoral, o si, por el contrario, la derecha tendrá tiempo para buscar un candidato que provoque nuevamente la división del progresismo.
Parece obvio que el mapa político ecuatoriano ha cambiado en relación a las presidenciales de 2021. Si bien Lasso aprovechará estos meses para gobernar solo con base en sus objetivos de banquero, el balón parece estar en manos de la oposición, que debe decidir si se une para confrontar la coyuntura electoral, o si, por el contrario, la derecha tendrá tiempo para buscar un candidato –posiblemente ‘outsider’– para provocar nuevamente la división del progresismo.
¿Es un escenario favorable a la izquierda y el correísmo?
En la segunda vuelta de las presidenciales de 2021, el banquero Lasso logró arrebatar el triunfo al correísta Andrés Arauz, por poco más de 400.000 votos. El caso es que el movimiento indígena hizo un llamado al Voto Nulo, que logró obtener más de 1,7 millones de votos. Por ende, la derrota del correísmo fue facturada no por la contundencia del apoyo a Lasso, sino por la decisión del movimiento indígena de impedir su triunfo.
Este escenario sigue siendo probable para las presidenciales que estarían por venir.
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Incluso, para la decisión de realizar el juicio político a Lasso, 11 asambleístas (de los 27 con los que cuenta) de Pachakutik –el brazo electoral del movimiento indígena– se declararon públicamente en contra del ‘impeachment’, alegando que el proceso le abría camino al correísmo para su retorno al poder político.
Estos asambleístas, igual que la mayoría del movimiento indígena en 2021, demostraron ser más anticorreístas que cualquier otra cosa.
Por parte del líder y expresidente Rafael Correa tampoco se ha visto alguna decisión o reflexión que permita un posible encuentro o entendimiento con Pachakutik, aunque varios de sus líderes le han apoyado en el pasado.
Como dijimos, la pelota está de parte del progresismo. Si el correísmo y el movimiento indígena no llegan a una alianza política para la siguiente coyuntura electoral, entonces podremos entender mucho mejor la actual decisión suicida que ha tomado Lasso y veremos, muy probablemente, a la derecha, o algún aliado, perpetuarse en el poder.
Vienen meses muy movidos en Ecuador.
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